Lo que ha sacudido profundamente las bases del fútbol en estos últimos años ha sido el imparable avance del fútbol femenino, durante tanto tiempo relegado a un rincón oscuro de la historia. Pero para que este espacio existiera, hubo mujeres valientes que lo jugaron y lucharon contra una sociedad que las subestimaba y negaba su pasión. El documental “COPA 71” (Netflix) nos sumerge en un capítulo de esa lucha, narrando un torneo mundial no reconocido por la FIFA, jugado en México en 1971, que quedó enterrado en el olvido, como si hubiera una intención deliberada de silenciar su verdadero valor.
Producido por las icónicas Venus y Serena Williams, este documental nos envuelve en imágenes de época que enriquecen el relato de una historia que fue borrada de la memoria colectiva. Con la efervescencia del Mundial masculino jugado un año antes en tierras aztecas, fueron algunos intereses comerciales que intuyeron el poder de organizar un mundial femenino, a pesar de las presiones de la FIFA, quienes no lograron evitar su realización. Fue así que contra todo pronóstico, se creó un ambiente fascinante, con el majestuoso Estadio Azteca y sus más de 100 mil espectadores como escenario principal del torneo.
El documental vibra con los testimonios de las protagonistas, cada palabra cargada de emoción, transportándonos a los países que disputaron el torneo y ofreciendo una visión profunda del sentir de aquellas jugadoras que, contra todo, se atrevieron a soñar. El recibimiento que les brindó el pueblo mexicano, la inédita transmisión televisiva del torneo, todos fueron hitos que conmueven y resuenan hasta hoy. En el campo de juego, el relato de los partidos y sus polémicas llenan de intensidad la pantalla, especialmente al ver las reacciones actuales de las protagonistas, quienes finalmente pueden reclamar su lugar en la historia.
Pero es en los últimos minutos donde el documental alcanza su clímax emocional: las grandes estrellas del fútbol femenino actual reivindican el valor de ese torneo y de las jugadoras que lo disputaron, creando una conexión que traslada la pasión de los años setenta a nuestros días, recordándonos que esta lucha no ha terminado.
Este documental se revela como un testimonio imprescindible para comprender la evolución del fútbol femenino y la lucha incansable que ha forjado su camino. Pero no se limita solo a contar su historia: también expone el papel del fútbol masculino y de quienes, desde las cúpulas del poder, cercenaron generaciones de mujeres que soñaban con jugar. Nos enfrenta al silencio de tantos años, a una estructura misógina que, aunque ha mostrado algunos avances, sigue arraigada en la sociedad y el fútbol.
Este es el momento en que debemos preguntarnos dónde podemos aportar para cerrar esa brecha que persiste desde hace décadas. En cada uno de nosotros reside la capacidad de cambiar, de seguir haciendo grande este deporte. No dejemos que otros decidan por nosotros; tomemos las riendas y construyamos un futuro donde el fútbol, en todas sus formas, sea realmente de todos.